miércoles, 7 de agosto de 2019

Carlos

Nunca he sabido qué tan público es este espacio. Tampoco recuerdo cuándo fue la primera vez que lo creé, aunque sí algo tuvo que ver con que eliminé mi cuenta de facebook por algún enojo. Desconozco quién lo lee. No sé si alguien lo haga y la verdad no me importa. 

Sólo sé que en este espacio he escrito sobre cosas que me inspiran y que no me inspiran. Que me molestan y hoy probablemente no me importan. Lo que sí tengo claro es que quiero dedicarte estas líneas, por varias razones. 

La primera, es que te vi y me vi. No tienes una idea de la cantidad de veces que he querido renunciar. Que he deseado deshacerme de todo, volverme invisible o como "Sabrina Spellman", la original, esa que veía en canal 5, detener el tiempo para poder respirar unos cinco minutitos, llorar sin que nadie me viera y regresar a la normalidad. ¿Pero sabes algo? Sé que tanto a tú como yo, podemos con esto y más. 

La segunda, es que también he tenido miedo. No sabes la cantidad de veces que me he aventado a hacer locuras, cosas sin sentido, aventuras y he hecho exactamente lo contrario a lo que todos me sugerían. ¿Y sabes algo? No me arrepiento de nada. He entendido que los mejores éxitos llegan cada que fracasas. Cada que lo olvidas, se gana mucho más cuando se pierde o cuando no se puede hacer algo o cuando simplemente, las cosas no suceden como esperas. 

La tercera, desde hace varios años, (cuéntese desde el 21 de diciembre del 2015) que entré a Bepensa, he dejado de dormir mis horas; he comido francamente mal, he sentido impotencia y rabia; pero no te voy a negar que he vivido los mejores momentos profesionales de mi vida. Ha sido el sitio que me ha permitido forjar a los mejores amigos, los mayores retos, las mayores anécdotas, en un par de palabras me he "sentido vivo".

Hoy, te conozco poco pero te quiero mucho. Desconozco tu sentir, pero yo me deshago por ti. Me gusta escucharte, escuchar tus palabras y también tus silencios. No puedo evitar mirar el móvil o el ordenador buscando un mensaje tuyo, buscar la excusa más tonta para poder compartir un rato contigo. 

Te admiro, eres un gran profesional, pero mejor ser humano. Sólo te sé decir, no te rindas, que habemos muchos en el camino que te estamos siguiendo los pasos. 

domingo, 28 de julio de 2019

Día Normal


Hoy es uno de esos días en los que realmente todo está bien. Todo está bien. He tenido un fin de semana descansado, no he hecho el súper, pero está controlada la comida de mañana, tengo gasolina, ropa limpia, no muy alisada pero limpia. Aunque hay algo que me llena la cabeza de ideas y eso eres tú. 

Ya entendí que los amigos no se besan en la boca, ya entendí que somos amigos, que es una amistad genuina y probablemente algo que dure mucho tiempo porque me regalas grandes momentos; haces que me ría, que me emocione, que haga, que deshaga, que suba y baje como la ardilla. 

Haces que deje de pensar en el trabajo y comience a pensar en mí, que me den ganas de cambiar de dieta, de ir al gimnasio, de comprar ropas caras y perder el miedo más grande que tengo: vivir. 

No sé qué vaya a pasar, soy un poco tonto, al seguir imaginando que algo puede pasar, porque es claro, somos y seremos los mejores amigos, gente incondicional que se acompañe mucho tiempo. En fin, hoy, como ayer, volví a pensar en ti. Suele suceder

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