domingo, 24 de abril de 2016

Un andati y un frappé

Es un poco curioso escribir estas líneas a las 11:11 de la mañana de domingo, teniendo tantas cosas interesantes, útiles o hasta bonitas qué hacer, pudiendo aprovechar esta mañana para arreglar mi cuarto, llevar a lavar mi auto o alguna otra tarea que si bien, no son divertidas son hiper útiles para las personas. 

Escribirlo, me lleva de los nervios al pánico: "me siento solo" admitirlo no está padre, debo aclarar que soy afortunado de tener cerca a muchas personas que son encantadoras: amigos, hermafriends, conocidos, gente bonita, alumnos, amigos de juerga, pero a pesar de todo, me sigo sintiendo solo. 

No, no es una oda a la tristeza, tampoco espero aventarme a la melancolía a llorar como Magdalena, porque no es el caso, simplemente es esa emoción. A decir verdad, tiene algo qué ver la cercanía al nuevo escalón ante el que me pone la vida, ese de los dichosos treinta años, pues aunque todo lo que hoy vivo es como lo imaginé, viviendo solo, feliz, con trabajos que amo, con una familia hermosa, cuidando mi cuerpo; la verdad es que sí me veía acompañado de una pareja, de un confidente. 

Ya sé, han habido personas que se han acercado a las que he rechazado porque no eran lo que yo quería, así como gente con la que agradezco no haberme liado pues no estaban ni cercanas a lo que me gustaría a mi lado. Crecer duele, crecer marca, pues ya no sólo son las marcas del rostro o la caída del cabello, sino que también se vuelven más visibles las rayas del alma, vida y corazón. 

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