sábado, 4 de agosto de 2018

Merlí

Admito que siempre he sido de esos que odian la Times New Roman, la ignorancia y a la gente que dice todo lo que piensa. Esa es la razón, por la que en mi maestría en postergar todo, todo el tiempo, siempre, me he quedado con ganas de escribir reflexiones, cosas o ideas sobre las series de televisión que me han gustado. 
Seguro hay muchos blogs que deben tener todos esos datos duros, sobre si Pol Rubio en serio anda con Bruno Bergeron o si en realidad Merli se murió o las razones por las que esta serie catalana sólo dure tres temporadas. 
Como yo no tengo idea sobre esas cosas "interesantes" para alguna gente y tampoco tengo interés en repetir lo que todos ponen, termino con muchas reflexiones: 

  1. Deberían haber más Merlis en las universidades. Si bien es cierto, que no sólo hacen falta en las preparatorias o universidades, lo cierto es que ni en google se trata del mismo modo la información "académica" de la "información real"; son los mismos egresados los que argumentan que en la universidad no aprendieron nada de su vida laboral, que sus profesores eran esto o aquello. Lo que a mí en serio me hace sentido, es que no hay experiencias ni profesores malos, sólo hay experiencias y está en cada quien capitalizarlo de modo positivo para la vida diaria. 
  2. La filosofía está devaluada. Nuestra generación, la que viene y la que viene después de la que viene, estamos tan acostumbrados a cosas rápidas, inmediatas, al momento, que hasta esperar que nuestra lavadora cumpla nuestros 49 ciclos de lavado, nos parecen una pérdida de tiempo. En nuestro estilo de vida consumista estamos acostumbrados a acabarnos temporadas de series que se produjeron en muchos meses, en días o semanas; algunos arriesgados en horas, pues consideran el sueño como una pérdida de tiempo. En este argot, ¿la filosofía? ¿La esencia? ¿La vida, para cuándo? 
  3. Todo Pasa. A pesar que Merlí es en todos los sentidos la antítesis del héroe, es un Scapin de Lope de Vega, el antihéroe al que le va bien, que es como un gato con las siete vidas, un profesor que a sus 60 puede vivir con su madre, robar exámenes o engañar sin ningún reparo; en el fondo nos deja grandes aprendizajes: tal vez le ponemos demasiada atención a cosas que no merecen la pena, como ponerse a pensar en lo que los demás dicen de uno. 
  4. Padre ejemplar. Sé que una serie es ficción, es un cuento de hadas, una mentira que nos gusta decirnos sólo para pensar que vivimos en el mejor de los mundos posibles, pero necesitamos menos padres y más seres humanos. Entender que la vida de los hijos, no nos pertenecen y que sólo aspiramos a ser modelos de aprendizaje, pero está en ellos y sólo en ellos, tomar decisiones, sobre sus vidas. El destino, es una verdadera caja de sorpresas. 
  5. Vivimos en un reto eterno. A diferencia de Bridget Jones, a quien le pasa de todo y es un personaje completamente torpe y desafortunado, Merlí vive en un conflicto eterno, el reto no para, los problemas tampoco y los detractores menos, sin embargo, sus métodos poco usuales son grandes plataformas que nos permiten ver la vida desde otro momento, desde otra perspectiva. 
Quiero concluir esta pequeña reflexión, pensando que sin dejar los desnudos, la crudeza, las drogas y el sexo que tanto nos gustan en estas épocas, una serie como esta, es un claro ejemplo para todos los realizadores, que la televisión, aún puede tener un dejo educativo que cumpla con algunas de las funciones de la comunicación moderna. ¿No lo crees?

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